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EL PIE DIABÉTICO Y SUS CUIDADOS

Según datos de la Fundación para la Diabetes, más de 425 millones de personas viven actualmente con esta enfermedad y 1 de cada 2 individuos que la padecen, no la tiene diagnosticada. De las dos clases de diabetes que existen, la mayoritaria (tipo 2) puede prevenirse si se realiza una actividad física con regularidad y se sigue una dieta sana y equilibrada, independientemente de contar con el importantísimo diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado. Es decir, que conocer todos los “signos, síntomas y factores de riesgo” de un diabético es primordial para poder ayudar al enfermo.

Nuestro cuerpo se manifiesta incluso antes de saber que sufrimos diabetes. Infecciones en la boca que indican periodontitis, problemas de riñón, disminución de la capacidad visual y presencia de cataratas o glaucoma, menor sensibilidad de la normal al dolor….se tratan de complicaciones graves que se asocian todas a la dificultad del paso de la sangre por algunas partes del cuerpo.

Hoy en concreto vamos a hablar de una de estas consecuencias de la falta de riego sanguíneo por la diabetes. El conocido “pie diabético”, caracterizado por presentar úlceras o heridas muy características y que afecta, según los últimos estudios, a “más del 13% de la población adulta mayor de 18 años”, sobre todo la situada entre los 45 y los 65 años de edad.

Antes de entrar en materia, vamos a incidir e insistir en que hay que tratar el pie diabético desde un carácter multidisciplinar como clave para garantizar prevención, curación o, al menos, mejorar la calidad de vida del paciente. Las complicaciones que se desprenden de la diabetes implican llevar a cabo un trabajo, controlado muy periódicamente, y que compete a especialidades sanitarias como Enfermería, Endocrinología y Podología principalmente.

 Pie-diabetico

¿Cuáles son los factores principales que dan lugar al pie diabético?

Se plantean tres factores principales como causa de la aparición de este tipo de dolencia en el pie: la neuropatía periférica, la inmunopatía y la enfermedad vascular de carácter periférico.

La neuropatía periférica es, claramente, la complicación más frecuente de la diabetes mellitus. Afecta a los nervios sensoriales, lo cual puede provocar una disminución de la propiocepción del pie y de la sensibilidad ante el dolor, presiones excesivas y cambios de temperatura. También afecta a los nervios motores, atrofiando y debilitando los músculos del pie produciéndose deformidades como dedos en martillo, dedos en garra, hallux valgus… Pero además también hay otro tipo de neuropatía, la autonómica, que causa problemas de sudoración en el pie, por lo que puede aparecer piel seca, durezas y grietas agudas.

Por su parte, la inmunopatía es la alteración de la función que cumplen los leucocitos de la sangre a causa de tener un exceso de azúcar en la misma (lo que se conoce como hiperglucemia), la cual hace que las úlceras de los pies se infecten.

En cuanto a la enfermedad vascular periférica, se refleja en el pie diabético con lesiones en las zonas arteriales del mismo, como las tibiales o la femoral profunda.

Según la “Guía de práctica clínica en el pie diabético”, contamos con distintos tipos de factores que hacen que una persona presente este tipo de dolencia. Entre todos ellos (predisponentes, desencadenantes y agravantes) nosotros destacamos aquellos que surgen en la etapa inicial del pie diabético, donde se combinan la sequedad en la piel con la atrofia progresiva en la musculatura de la zona.

Al principio, uno de los signos o síntomas más claros es que disminuye la sensibilidad “profunda” para luego afectarle en la sensibilldad “táctil superficial, dolorosa y térmica”. Toda esta pérdida de sensibilidad de carácter progresivo llevará a que los tendones se acorten lo que provocará la aparición de deformidades estructurales del pie como son los dedos en garra o en martillo.

Hay multitud de factores de riesgo que favorecerán que un diabético presente este tipo de pie, pero podemos incidir en algunos como tener deformidades en los dedos, callosidades, traumatismos, alteraciones biomecánicas, tabaquismo y/o alcoholismo, padecer la enfermedad durante más de 10 años, no seguir un control metabólico, llevar calzado inadecuado, no contar con una buena higiene en los pies, etc..

¿Qué tipo de pruebas se pueden realizar para controlar el pie diabético?

Hay una serie de pruebas que se pueden realizar para establecer un diagnóstico de “pie diabético” y que variarán de un paciente a otro. Entre ellas destacamos el examen de la piel, su coloración, la ausencia o presencia de vello, su elasticidad, temperatura, etc. El análisis neurológico en el que se realizan una serie de pruebas para valorar la sensibilidad táctil, vibratoria y térmica. La exploración vascular en la que se buscan los pulsos pedio y tibial posterior. También se pueden inspeccionar los reflejos aquíleo, rotuliano y cutáneo plantar y realizar una valoración muscular si el profesional lo considera necesario.

autocuidados pie diabético

 

¿Cuáles son las mejores curas para un pie diabético?

En palabras de Andrea Montes, Podóloga de Stillness Espai de Salut, la clave para poder curar correctamente las úlceras en el pie diabético es acudir a un profesional, y el mayor profesional del pie es el podólogo que, realizando una atención multidisciplinar, le proporcionará el tratamiento necesario. El procedimiento de curas de las úlceras comienza con el lavado con un jabón antiséptico, aclarado, secado con gasas para evitar que quede húmedo, eliminación de callosidades y protección con el apósito correspondiente. Cada tratamiento será diferente en función del paciente, su enfermedad, el tipo de úlcera, la presencia de infección, etc.

Las recomendaciones para el paciente con este tipo de pie son la utilización de cremas con urea o lanolina, calzado cómodo sin costuras internas y que permitan el movimiento de los dedos en su interior, evitar caminar descalzo para prevenir traumatismos y heridas indeseadas, dejar de fumar o beber alcohol (aunque una persona diabética debe tener claro que, si antes fumaba y bebía, ahora ya no debe hacerlo en absoluto), evitar la aplicación de calor local (es decir, no utilizar agua caliente en las duchas ni almohadillas eléctricas, por ejemplo). También debe acudir periódicamente a un profesional para que pueda retirar los callos que se presenten y cortar las uñas para evitar que se claven.

 

Etiquetas: , , , Archivado en: Podología,podología Stillness Espai de Salut,Stillness Publicado en: 19/11/2018

¿QUÉ ES UN NUTRICIONISTA Y QUÉ NO LO ES?

En España, la ley 44/2003 de 21 de noviembre sobre ordenación de las profesiones sanitarias define a los dietistas-nutricionistas como los titulados universitarios competentes profesionalmente que “desarrollan actividades orientadas a la alimentación de la persona o de grupos de personas, adecuadas a las necesidades fisiológicas y, en su caso, patológicas de las mismas, y de acuerdo con los principios de prevención y salud pública”.
Y es que el intrusismo en esta profesión, también existe. De la mano de nuestro dietista-nutricionista, Isaac González, vamos a despejar algunas dudas sobre cuál es el mejor camino a seguir si una persona necesita un cambio importante en su rutina de alimentación, sea cual sea el motivo. Es importante acudir a un profesional de la salud cualificado y, olvidarse, por sentido común, de las dietas gratis “de cajón” que se ofrecen, generalmente vinculadas a la compra de otro tipo de productos.
En primer lugar, hay que conocer la diferencia entre “Nutrición” y “Dietética”. De esta manera, la Nutrición es la ciencia que estudia los procesos biológicos relacionados con la absorción, el metabolismo y el aprovechamiento de los nutrientes de los alimentos por el cuerpo humano. La Dietética es la disciplina que transforma el conocimiento más actual sobre nutrición en menús saludables, adaptados a las necesidades fisiológicas, objetivos y gustos personales.
La visión que muchas personas tienen de un dietista-nutricionista suele ir acompañada de la idea de que es alguien, previsiblemente capacitado, que realiza dietas SOLO para la pérdida de peso. Sin embargo, esta es solo una de las muchas competencias que asume este tipo de profesional cuando desarrolla su profesión dentro del ámbito clínico.
El dietista-nutricionista puede participar en el entorno comunitario o de la Salud Pública, donde puede desarrollar y participar en estudios, guías alimentarias, cursos de formación, programas de intervención y de políticas alimentarias. También puede trabajar en la gestión y organización de servicios de alimentación para colectivos (centros escolares, atención a personas mayores, por ejemplo). En la industria alimentaria, asesorando en asuntos de composición nutricional, colaborando en los departamentos de marketing o de I+D+I, como docente en centros públicos y privados o como investigador, integrado en equipos multidisciplinares en las áreas de alimentación, nutrición y salud.

Más allá del sobrepeso

Es decir, no todo es elaborar dietas para el tratamiento del sobrepeso y de la obesidad. Existen patologías que tienen como causa principal una mala alimentación, o bien otras que precisan de cambios dietéticos adecuados para mejorar la sintomatología y la calidad de vida, es decir, como tratamiento de apoyo.
Uno de los principales objetivos del dietista-nutricionista es el de trabajar en la prevención y tratamiento de las enfermedades no transmisibles (ENT), aquellas de carácter crónico y que además suelen requerir de un tratamiento farmacológico de larga duración. El “patrón alimentario” de una persona juega un papel clave a la hora de incrementar o reducir el riesgo de padecer este tipo de afecciones que, por otro lado, son la principal causa de muerte y de pérdida de años de vida con buena salud. Patologías como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares (aterosclerosis, hipertensión, cardiopatías), algunos tipos de cáncer (tracto digestivo, colon, hígado, páncreas, pecho, endometrio y riñón) la diabetes tipo 2, el hígado graso o la artrosis están muy relacionadas con nuestros hábitos alimentarios y el balance calórico.

Dietista-nutricionista en el ámbito clínico

Encontramos otra definición de lo que es un “dietista” esta vez según la European Federation of the Associations of Dietitians (EFAD), para la que es “una persona cualificada y legalmente reconocida para poder aconsejar una buena alimentación, tanto para grupos de personas o de individuos en buen estado de salud, como de los que necesitan un régimen terapéutico”.
Además de la dietoterapia, el dietista-nutricionista utiliza otras herramientas para mejorar la alimentación del paciente y que acepte mejor el tratamiento. Y es que, involucrar a las personas en la mejora de sus hábitos alimentarios, más allá de seguir una dieta temporalmente, es todo un reto.
Una de las figuras que quizás más se conozca dentro del ámbito clínico es la del nutricionista deportivo, profesional que realizará un plan dietético equilibrado y personalizado que sirva de abordaje nutricional a los deportistas, con el objetivo de optimizar el rendimiento y de reducir la posibilidad de padecer lesiones musculo-tendinosas. En este sentido, hay un peligro que está aumentando en nuestra sociedad y es la de aquellas personas, profesionales del fitness o de otras disciplinas parecidas, que no tienen la debida formación y dan consejos sobre alimentación o recomiendan suplementos dietéticos de dudosa eficacia o seguridad tratando de suplantar así al verdadero profesional especializado en este campo.
Por otro lado, siguiendo en este sector del nutricionista clínico, tenemos el campo de la Pediatría, donde el profesional de la dietética empieza a tener más presencia gracias a una formación complementaria y específica en esta área. Una especialidad más que necesaria debido a la prevalencia de obesidad infantil en España (la segunda de Europa) y a las dudas que genera en los padres el inicio de la alimentación complementaria del bebé y los nuevos enfoques, con respaldo científico, como el llamado baby-led weaning.

¿Qué no es un dietista-nutricionista?

Para explicar qué es un dietista-nutricionista desde un punto de vista práctico, es muy útil dar pistas que nos ayuden a saber cuándo estamos frente a alguien que no lo es, con el fin de evitar caer en manos de personas a las que les importa muy poco nuestra salud y no tienen mayor interés que el puramente mercantil. Un dietista-nutricionista NO es quien:
• Te entrega una dieta de “cajón” al instante sin haber realizado una historia clínica y dietética y sin haber valorado tus necesidades nutricionales y preferencias personales.
• No basa sus recomendaciones y pautas dietéticas en alimentos que podemos encontrar en cualquier supermercado.
• Se autodenomina “experto en nutrición”, “coach nutricional” o términos similares, sin estar en posesión del título que habilita para ejercer.
• Fundamenta sus recomendaciones bajo premisas como el “a mí me funciona”, o en experiencias personales de auto sanación o mejora de la salud.
• Condiciona la consulta (inicialmente “gratis”) a la compra de productos o suplementos.
• Un Dietista-Nutricionista tampoco es aquel profesional sanitario o médico que, prescribiendo dietas de diverso origen, no está en posesión del título de Dietista-Nutricionista y por lo tanto, no tiene un conocimiento profundo en materia de nutrición y alimentación.

Isaac González Pino
Dietista-Nutricionista
Colegiado nº CV00712
@MyNutfit

Etiquetas: , , , , , Archivado en: NUTRICIÓN Publicado en: 28/09/2018