CUANDO LA FASCITIS PLANTAR TE HACE LA VIDA IMPOSIBLE

Siempre se ha dicho que los pies son el soporte de nuestro cuerpo.

Tanto que si nuestras extremidades inferiores sufren por algún tipo de dolor, probablemente repercutirá en otras partes del organismo, sea a nivel orgánico o estructural.

El pie humano es complejo. Si lo observamos, podemos ver que la planta no es completamente plana. La parte interna, o arco plantar, es diferente en cada persona y se eleva en mayor o menor medida (pie cavo o pie más plano), por lo que determina, junto con el tipo de pisada, la postura corporal de cada individuo.

Las estructuras encargadas de crear el arco plantar son los huesos, ligamentos, músculos y la fascia del pie. Esta última, denominada “fascia plantar”, se encuentra entre las primeras falanges de los dedos de los pies y el talón, y es la continuación del tendón de Aquiles, la aponeurosis del gemelo y el sóleo y los isquiotibiales, formando la parte de la cadena miofascial posterior.

Este tejido es importantísimo para la marcha humana puesto que hace que disminuya la carga de todo el cuerpo sobre el talón. Por otra parte, la fascia ayuda a mantener la adherencia al suelo y a propulsar el pie al caminar. Sin embargo, también puede resentirse por determinadas circunstancias y llegar a lesionarse.

¿Qué ocurre cuando ese tejido se inflama?, ¿cuáles son las causas que pueden llevar a su hinchazón?

La inflamación de la fascia plantar recibe el nombre de “fascitis plantar” y se trata de una patología muy frecuente que ocurre cuando “abusamos” de la musculatura de la zona, exponiéndola a un sobreuso.

La característica más obvia que presenta esta inflamación es el dolor intenso en el talón o en todo el recorrido que realiza el tejido por la planta. La fascitis plantar suele darse bien por la forma que tenga el pie, bien por la de la pisada, por el acortamiento en cualquier punto de la cadena miofascial posterior, problemas en la pelvis o en la postura, entre otros. De hecho, los factores más recurrentes suelen ser:

  • pie cavo o plano
  • acortamiento del tendón de Aquiles
  • sobrepeso
  • calzado inadecuado
  • actividad deportiva realizada inadecuadamente

Nadie está exento de padecer en algún momento de su vida fascitis plantar pero hay causas que favorecen, sin duda, su aparición más rápidamente. En las mujeres, por ejemplo, es recomendable dosificar el uso de los tacones altos, por ejemplo, porque con el tacón, se acortan los músculos de la pierna y eso es un factor desencadenante de la fascitis. Es por esta razón que se recomienda controlar la altura del tacón del zapato y, si se está muy acostumbrada a llevar tacones, reducir progresivamente la altura de los mismos para que el pie tampoco sufra de manera drástica.

¿Qué tratamiento es recomendable para la fascitis?

Desde nuestro punto de vista, la solución más adecuada responderá a una interrelación de tratamientos podológicos, fisioterápicos y osteopáticos.

En ocasiones, será suficiente con llevar a cabo una rutina de ejercicios muy sencillos y masajes para relajar toda la planta del pie (pelota pequeña de goma, botella con agua congelada), estiramientos de la fascia, arrugar con los dedos una toalla, estiramiento de gemelos para estirar los músculos que conforman el tendón de Aquiles, etc..

Otros casos necesitarán de procedimientos algo más intensos como los basados en la terapia manual, la electroterapia o la laserterapia, la aplicación de vendajes funcionales y neuromusculares, infiltraciones, antiinflamatorios e incluso la elaboración de una plantilla que ayude a controlar los movimientos que han provocado el dolor.

En última instancia, puede ocurrir que la fascitis se dé junto a un espolón, que es una protuberancia ósea que aparece en la inserción de la fascia plantar a nivel del talón. Se puede tratar de una forma parecida porque suele aparecer a consecuencia de una fascitis sin tratar. Además, no suele precisar de cirugía, si bien tarda más tiempo en recuperarse.